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Centroamérica y el Caribe son regiones altamente vulnerables al cambio climático, a pesar de su baja contribución a las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). Esta vulnerabilidad se debe a su ubicación geográfica, que las hace propensas a eventos climáticos extremos y cambios en los patrones climáticos, afectando sectores clave como la agricultura y ganadería.

Aunque Centroamérica emitió solo 132 megatoneladas de CO2 equivalente en 2016, representando apenas el 0.26% de las emisiones mundiales, su impacto por el cambio climático es desproporcionadamente alto. Con la agricultura y ganadería contribuyendo con el 31% de las emisiones y el cambio de uso del suelo con el 10%, es fundamental abordar la brecha entre la baja emisión y la alta vulnerabilidad, priorizando la adaptación y mitigación para lograr un desarrollo sostenible y resiliencia climática en estas regiones (CEPAL, 2020).

Para avanzar en el cumplimiento del Acuerdo de París y abordar la vulnerabilidad ante el cambio climático, los países están trabajando para mejorar sus inventarios de GEI, dada la falta de datos precisos sobre factores de emisión. Este enfoque ayuda a orientar las acciones de mitigación a nivel nacional. En el marco del proyecto “Investigación sobre los métodos de cultivo óptimos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en América Latina”, se realizó un taller regional con la participación de representantes de Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Honduras y Colombia, para revisar el monitoreo de emisiones de GEI en cada país. El objetivo principal fue capacitar a investigadores nacionales sobre la cuantificación de emisiones en los sectores de agricultura y ganadería, proporcionando información sobre la instalación de cámaras para medir GEI y técnicas para la toma de muestras.

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